viernes, 27 de marzo de 2009

El Cervantes (o Lazarillo de Tormes) que nos falta

Debo insistir con la tesis lingüística fundamental: el idioma popular es el auténtico idioma nacional. Esto lo digo porque Chile (y toda Latinoamérica) es un lugar cuyos estratos más populares son mestizos, por lo tanto el idioma popular es un idioma mestizo. En ese léxico el mestizaje continúa, con las aportaciones que aparecen continuamente de otras lenguas. Todos los idiomas merecen su Cervantes, un autor que construya la lengua y la fije para siempre en un papel. Por supuesto, en ese momento surge la academia que defiende el buen decir del idioma, generando el conservadurismo lingüístico. Algo de eso ya he tratado en otros artículos anteriores. Nuestro idioma mestizo quizá espera su Cervantes o su Lazarillo de Tormes, más bien, un tipo que construya una obra grandiosa y de calidad, que pueda reflejar exactamente lo que ocurre en el Chile verdadero, aquel que se construye todos lo días, por el que se levanta temprano, no a usufructuar de un apellido rancio, sino que de la capacidad de sobrevivencia. Eso que lo chileneros llaman “la viveza del chileno” y lo que los más elitistas llaman “la enfermante improvisación del chileno”. Porque todo eso, como en la corteza de un árbol, va quedando reflejado en el idioma. Es un material valioso, que está ahí, un material que debe ser rescatado. El que desee ser ese Cervantes (o ese Lazarillo) debe trabajar mucho y muy duro. En esa tarea han avanzado bastante más los argentinos, por lo menos la expresión “el idioma de los argentinos” no es una figura mítica, descabellada, sin intentos de construcción. Es una expresión que ha generado polémica. Dentro de los polemistas se encuentran Borges, Sábato y Cortazar. En cambio “el idioma de los chilenos” no significa nada, está carente de significado aún.

De todas formas la obra que propongo es de una ambición tremenda. Quizá tendríamos que esperar sentados a que una obra así sea escrita algún día, sobre todo en los tiempos que corren. Es más lógico esperarla de los hispanos de USA. De hecho algunas obras se oyen desde allá. Junot y el mismísimo Bolaño con 2666.

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