lunes, 2 de noviembre de 2009

Vivir con los proletas

La inmovilidad social tiene otro elemento que podríamos calificar de característico: las clases semejantes viven juntas, de tal forma que los pobres viven con los pobres, los ricos con los ricos, las clases medias con las clases medias, etc. Todo ordenado. Según entiendo, esto no ocurre así en países como Brasil donde se supone que es posible ver una mansión al lado de una casa humilde. Según entiendo eso era también la situación en los días anteriores a Pinochet.

Por otra parte, en el ramo de economía (en la Universidad de Chile) me hicieron una pseudo demostración matemática de cómo baja el precio de una vivienda cuando existe una externalidad negativa, como un foco de contaminación o una población pobre en medio de un barrio de ricos. Algo así debe haber calculado la comunidad ecológica de Peñalolén cuando se les puso al lado “la toma”. Pusieron el grito en el cielo porque se les desvalorizaría el terreno. Recordar que bastantes actores de la tele, específicamente del canal 7, viven en esa comunidad.

Es cruel la situación que describo anteriormente. Pero los ejemplos no paran. Por eso no es de extrañar que, por lo general, los profesionales se van a vivir a barrios de profesionales como Los leones o La reina o Ñuñoa o Lastarria, etc. Irse a comunas periféricas o a un cité medio abandonado les parece la desvalorización misma y quizá, una falta de respeto (a sí mismo). Yo elegí un cité para vivir y más de alguna vez me han dicho que me cambie de barrio, o ex pololas me han presionado para marchar a mejores aires, más acordes con la posición de “profesional” que se ocupa.

Pues bien, si los ricos y los profesionales se desvalorizan cuando se les pone un pobre al lado, yo postulo que el barrio proleta se valoriza con un profesional al lado. Pero eso también es discutible. Las valorizaciones siempre son mutuas cuando hay un mínimo de intercambio cultural.