viernes, 1 de octubre de 2010

Los mapuches y sus instituciones

Uno de los graves problemas que tienen los mapuches es la desunión en la que operan. Las diversas componentes de las etnias mapuches no se han puesto de acuerdo nunca. Ahora, por supuesto, nadie les ha dado la motivación adicional de la unión. Los mapuches se han mantenido en una precariedad comunicativa, de tal formas que la distancia es un factor importante: los mapuches de santiago no tienen una relación estrecha con los mapuches de conce ni con los mapuches de temuco ni menos con los de osorno. Por supuesto, se dan las lógicas relaciones familiares, pero no me refiero a esa clase de comunicación. Me refiero a la comunicación que proporciona la institucionalidad. Es decir, los mapuches no poseen una institucionalidad unitaria. La famosa “integración” promovida por pinocho y otros elementos derechistoides, cortó las alas al naciente proceso y lo detuvo 17 años. De pasado, debo decir que la integración pretende enviar al pueblo mapuche al mismo lugar donde enviaron a todos los demás pueblos indígenas: a los estratos bajos de la sociedad, es decir, a las poblaciones.

Por lo tanto, lo mejor que pueden hacer los mapuches, es juntarse y ponerse de acuerdo en cosas básicas. Son una cultura con un potencial enorme: no cualquiera sobrevive a más de 500 años de resistencia. Si no logran realizar ese proceso rápido pueden pasar otros 100 años. La infinita presión que significa negociar con una huelga de hambre encima puede ayudar a este principio de unión.

martes, 28 de septiembre de 2010

Los de abajo y su denominación de origen

Todas las palabras siguientes vienen a significar lo mismo:
Roto, ordinario, picante, flaite, ramplón, bajo, roticuajo, roteque, rotoso, peliento, gañán, marginal, lenguaraz, bandolero, piojoso, andrajoso, bartolo, inferior, infimo, soez, periférico, pelagato, pelafustan, cuma, punga, chulo, chano, plebeyo, pulento, paria, pobre, proleta, poblacional, etc etc
¡Qué cantidad de sinónimos e ideas afines!

viernes, 10 de septiembre de 2010

Asistencialismo

Es obvio, por la forma en que se eligió el gabinete del nuevo gobierno, que estamos en presencia de una cuico-cracia. Es obvio, por cuestiones casi de índole antropológica, que la cuicocracia tenderá al asistencialismo: la base del asistencialismo es que no se considera al otro como un igual. Al no igual, en un gobierno cuicócrata, se le debe asistir y ayudar para que se transforme en un igual. Eso, si el cuicocrata es “buena onda”. Porque hay mucho aristócrata que piensa que “la mona aunque se vista de seda mona queda” y por eso nunca harían un esfuerzo de asistencia. “Plata perdida”, dirán. Suponiendo, al menos la intención de la asistencia, la pregunta que cae de cajón es: cual es el límite o cual es el corte, desde qué nivel se considera al interlocutor un igual. La pregunta entonces es refleja: ¿estoy dentro de los iguales o de los que hay que igualar?.

Mi opinión es que el hombre inteligente nunca se dejará igualar y siempre sabrá resistir los embates para hacerle cambiar su juicio, su forma de pensar, su cultura, su forma de comer, etc. Pero no todos son inteligentes. Y eso introduce la peor de las desigualdades. Hasta el infinito, no cabe duda.

martes, 29 de diciembre de 2009

Como los güeones

Una de las expresiones que se utilizan a diario en el difícil arte de convencer (y sobre todo de convencer sin esfuerzo) es la expresión “como los güeones”. Si un par de sujetos va por la calle y uno quiere convencer a otro de irse en micro, le dice “¡que nos vamos a ir a pata como los güeones!”. Con eso la discusión queda usualmente zanjada. Porque el otro piensa “En realidad poh. Y yo no quiero parecer güeón”. La base del argumento es colgarse del temor del otro, del temor casi enfermizo que tienen algunos a ser no solo “güeón”, sino que “como los güeones”, una tribu enorme y homogénea de sujetos quizá babeantes como Ungenio González y que, en el colegio, reciben el rechazo generalizado. Y él no quiere ser rechazado. “es muy charcha estar solo” finaliza mentalmente y se sube a la micro.

lunes, 14 de diciembre de 2009

La feria de la población

Lo que sorprende a diario es la infinita capacidad que tienen los pobres de sobrevivir, porque, después de todo, jubilaciones que implican ingresos de 100 lucas en un hogar ( o incluso menos) se ven como presupuestos que llevan no a la pobreza sino al hambre y luego a la muerte. Pero ocurre un fenómeno curioso: en las poblaciones todo es más barato. El pan es más barato, el gas es más barato, la parafina es más barata, la margarina es más barata, etc. Esto ocurre porque los distribuidores de mercancía entre los pobres (los dueños de los “negocios”, del bazar, etc) son pobres o ex - pobres de tal forma que el margen de ganancia deseado es menor. De esta forma, se pueden comprar películas a 500 pesos en la feria y uno dirá: ese sujeto paga 100 pesos por el DVD virgen y gasta 300 en el proceso de producción. O sea, gana 100 pesos por película. Si vende 100 en un día de feria (una cantidad grande, sin duda) está ganando 10 lucas diarias. No parece un ingreso muy impresionante. ¿Y porqué no los vende a 1000, como es lo que ocurre en el centro? Lo que pasa es que el nicho de venta es la propia población y nadie pagaría luca por una película. Lo mismo ocurre con ropa que se compra en las ferias a precios ridículos: 300 pesos por una polera, etc.

Conclusión, el pobre sobrevive porque, por suerte, existe este mercado informal que es la feria de la población donde se gasta muchísimo menos. Luego de constatar este hecho, me viene a la mente la parábola de Yisuscrais acerca de la multiplicación de los panes. Lo que puedo decir al respecto es que como el sujeto tenía a los pobres como mercado objetivo, los panes “se le multiplicaron” de manera muy natural. No habría ocurrido lo mismo si la repartición hubiera sido en la clase media o en un ABC1. Lo sabe cualquier economista: si se trata de repartir 10 lucas, lo mejor es hacerlo entre los pobres porque además se recibirá agradecimiento. Ya me imagino entregándole luca a un tipo de clase media C2. No me extrañaría que te la devolviera como una ofensa.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Películas Flaites: Ciudad de Dios

La violencia puede llegar a extremos inauditos. La violencia puede llegar a mezclarse con el humor. Todos esos elementos se observan en la película “Ciudad de Dios”. No es nada agradable ver a esos sujetos recorrer su territorio disparando y matando gente. En una guerra desatada y sin cuartel. A veces me pongo a pensar que esas guerras internas se producen por exceso socialización. Los aislados no andan en esos juegos. Importante culpa la del hacinamiento.

Pienso también en los fabricantes de armas. Los fabricantes de armas quieren vender su producto a toda costa. ¿Para qué? Para adquirir poder. Pinochet era de esa clase de maleantes. Usualmente el buen vendedor de armas le vende a ambos bandos. El buen vendedor de armas no tiene escrúpulos. No deja de ser asombroso: el vendedor de armas está vendiendo la posibilidad de la muerte. El vendedor de armas está entregado una especie de colador que deja vivos a los más fuertes o a los más atinados en la guerra de la sobrevivencia. Cuando se inicia una guerra campal como la que muestra la película “ciudad de dios” se sabe que morirán casi todos. De todas formas todos, o casi todos, están dispuestos a entrar en la guerra. Están dispuestos a morir. Desde un punto de vista vital ¿por qué se arriesga el pellejo en algo tan rotundamente mortal? De todas formas, el colador evolutivo es feroz. Casi ninguno sobrevive como individuo y, lo peor, tampoco sobrevive genéticamente. ¿Será la misma lógica en nuestras poblaciones chilenas?. Tarea para más rato. Por mientras evite regalar juguetes bélicos esta navidad aunque su niño se lo exija a gritos.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Vivir con los proletas

La inmovilidad social tiene otro elemento que podríamos calificar de característico: las clases semejantes viven juntas, de tal forma que los pobres viven con los pobres, los ricos con los ricos, las clases medias con las clases medias, etc. Todo ordenado. Según entiendo, esto no ocurre así en países como Brasil donde se supone que es posible ver una mansión al lado de una casa humilde. Según entiendo eso era también la situación en los días anteriores a Pinochet.

Por otra parte, en el ramo de economía (en la Universidad de Chile) me hicieron una pseudo demostración matemática de cómo baja el precio de una vivienda cuando existe una externalidad negativa, como un foco de contaminación o una población pobre en medio de un barrio de ricos. Algo así debe haber calculado la comunidad ecológica de Peñalolén cuando se les puso al lado “la toma”. Pusieron el grito en el cielo porque se les desvalorizaría el terreno. Recordar que bastantes actores de la tele, específicamente del canal 7, viven en esa comunidad.

Es cruel la situación que describo anteriormente. Pero los ejemplos no paran. Por eso no es de extrañar que, por lo general, los profesionales se van a vivir a barrios de profesionales como Los leones o La reina o Ñuñoa o Lastarria, etc. Irse a comunas periféricas o a un cité medio abandonado les parece la desvalorización misma y quizá, una falta de respeto (a sí mismo). Yo elegí un cité para vivir y más de alguna vez me han dicho que me cambie de barrio, o ex pololas me han presionado para marchar a mejores aires, más acordes con la posición de “profesional” que se ocupa.

Pues bien, si los ricos y los profesionales se desvalorizan cuando se les pone un pobre al lado, yo postulo que el barrio proleta se valoriza con un profesional al lado. Pero eso también es discutible. Las valorizaciones siempre son mutuas cuando hay un mínimo de intercambio cultural.